En esta red profesional nos esforzamos por transmitir positividad pero no hay que obviar que podemos tener momentos complicados. No es malo compartir que nos toca luchar cada día por mantenernos ocupados para conseguir alejarnos de pensamientos negativos y superar la ansiedad producida por la situación actual. Asumir abiertamente que estamos obligados a redoblar esfuerzos y reinventarnos – en muchos casos a empezar desde cero – porque se han producido cambios que se quedarán con nosotros de forma definitiva afectando de lleno a paradigmas que teníamos establecidos y totalmente interiorizados.
Hace unas semanas veía una conversación de Rafael Nadal donde afirmada “No quiero nueva normalidad, quiero la normalidad de antes”.
Me sentí optimista ante la posibilidad de recuperar algo tan lejano en estos días como esa “normalidad de antes”. Y frente a ese anhelo, un entorno que nos habla de un futuro incierto y difícil en muchos ámbitos.
Tengo la fortuna de estar rodeado de un equipo increíble, en un proyecto profesional apasionante que consigue mantener mi motivación muy alta. Podemos decir orgullosos que estamos teniendo la agilidad y la pizca de suerte necesarias para afrontar estos meses con el mínimo impacto en nuestros proyectos.
A pesar de ello, la incertidumbre que nos rodea nos exige más porque en tiempos de cambio es cuando más se crece, cuando más se aprende. Un aprendizaje forzado que afecta a una serie de temas sobre los que reflexionar y construir una nueva versión mejorada de nosotros mismos. Unos ejes que considerábamos diferenciales en el modelo de empresa de ITERIAM – tanto en nuestra cultura interna como de cara a nuestros clientes – pero que de forma general debemos replantearnos.
El primer eje y el más cercano desde mi posición de responsabilidad es el liderazgo: ¿cómo ejercer un liderazgo cercano en momentos de lejanía? ¿qué modelo de liderazgo necesitamos ahora? ¿cómo hacemos partícipes a nuestros equipos de la necesidad de cambios? ¿y cómo lo trasladamos a nuestros clientes?
Como comentaba con anterioridad, aquellas empresas que han demostrado agilidad para adaptarse han sido capaces de afrontar los retos de este nuevo escenario. En nuestro caso somos nativos digitales y tenemos definido un marco de trabajo que nos permite acompañar a nuestros clientes en sus proyectos de transformación digital de forma ágil, pero ¿somos ágiles también en todos nuestros procesos internos? ¿seríamos capaces de cambiar nuestro porfolio de productos y servicios de la noche a la mañana? ¿tienen nuestros ejecutivos mentalidad de startup? ¿y nuestros empleados?
Y hablando de empleados y talento, ¿seremos capaces de sostener en el tiempo esta necesidad autoimpuesta de completar nuestros conocimientos? Aunque ya teníamos una cultura de aprendizaje online y una amplia oferta formativa digital, soportada entre otras opciones en OpenWebinars, ¿seguiremos todos tan concienciados en la necesidad de estar siempre actualizados? ¿cómo tutelamos esa adquisición de nuevas capacidades en la dirección correcta? Y de nuevo, ¿cómo hacemos partícipe a todo el talento disponible en nuestros equipos ante esa necesidad de cambios?
Por último el teletrabajo como quinto eje. En ITERIAM ya teníamos implementada esta posibilidad en la mayoría de proyectos en los que participamos, pero su aplicación intensiva por la pandemia impacta en todos los ejes antes mencionados de forma evidente y nos obliga también a repensar el concepto de oficinas y puestos de trabajo.
Temas sobre los que todas las empresas y organizaciones públicas, independientemente del sector de actividad, deberíamos estar actuando ya. Temas que nos mantienen ocupados, que muchas veces nos crean más dudas que certezas, sobre los que vamos sacando conclusiones parciales y que suponen un reto continuado que debemos afrontar con pensamiento positivo para encontrar de nuevo una forma diferente de hacer las cosas.